Honor a quien honor merece

Fernanda Martinez
4 min readDec 8, 2020

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Mientras hacía un poco de investigación para preparar mi texto anterior (El cual pueden ver aquí: https://fer-lifeg2.medium.com/la-brecha-de-g%C3%A9nero-en-ingenier%C3%ADa-452830a250ae), me puse a pensar en las personas que han tenido grandes méritos, y los cuales han pasado desapercibidos, o en el caso contrario, en personas cuyos éxitos han sido sobrevalorados, lo cual no los hace menos exitosos, pero sí han recibido una cantidad inusual de atención.

El primer caso es un artículo que salió en el periódico de mi universidad hace unos años, que se titulaba “el itamita que llegó a Microsoft”. No tengo nada contra el chico sobre el que se escribió el artículo, estoy de hecho segura que es un joven brillante, y que se merece estar ahí. Sin embargo, desde que publicaron ese artículo, yo me quedé con un mal sabor de boca. Él no era el primera ex-itamita en Microsoft. Ni siquiera fue el primero de su generación en irse. Entonces, ¿Por qué le dieron ese título, tan ostentoso, de “El Ingeniero que se fue”? ¿Por qué no hicieron un artículo mejor sobre el primer itamita que se fue a Microsoft? O mejor aún, sobre la primera ingeniera que se fue para allá. Porque me sobran dedos en las manos para contar los ingenieros que se han ido, ya sea de internship o de tiempo completo, y no solo a Microsoft, sino a otras grandes empresas de tecnología, como lo son Google y Facebook.

Y por otra parte, me encontré con el caso de una ex-itamita que ha sido sumamente exitosa, y de cuyo caso prácticamente no he escuchado hablar, y siento que es un ejemplo para mí y para todas de que se puede triunfar en un ambiente adverso para las mujeres. Me refiero a Melina Cruz, cofundadora de Homely.

Primero que nada, ¿Qué es Homely? Es posible que nunca hayan escuchado de esta empresa, aunque tal vez algunos de ustedes reconozcan el nombre anterior, “Jelp Mi!”, que es como participó en el famoso programa de televisión Shark Tank México. Ahí, Melina y su socio Edgar consiguieron llamar la atención de varios de los inversionistas, los que decidieron apoyar su proyecto.

Pero, ¿qué es lo que hacen en Homely? Bueno, ellos proporcionan a los usuarios una forma segura de contratar un servicio de limpieza para su casa, oficina, o lo que necesite, al tiempo que les paga a las trabajadoras domésticas un salario justo y prestaciones adicionales que las protegen, en una profesión que ha estado históricamente mal pagada. Pero no solo eso, sino que, a raíz de la pandemia por Coronavirus, Homely decidió agregar a su catálogo de servicios la opción de desinfectar negocios, utilizando los materiales que recomienda la Organización Mundial de la Salud. Actualmente operan en tres ciudades del país: Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey.

¿Y eso a quien le importa? Bueno, pues Forbes México nombró a Homely como una de las 30 empresas más prometedoras de 2019 (https://www.forbes.com.mx/30-promesas-2019-homely-y-su-mision-de-impulsar-a-los-trabajadores-domesticos/) Pero eso es solo a nivel México, ¿A nivel internacional tienen presencia? Bueno, pues en 2018 aparecieron en las pantallas de Times Square en Nueva York, como parte de Milestone Makers, programa de Nasdaq en San Francisco (https://elempresario.mx/emprendedores/jelpmi-app-mexicana-que-llega-aceleradora-nasdaq), y más recientemente, apenas en Octubre pasado, empezaron a formar parte de la aceleradora de negocios de Ikea. Incluso, ha dado clases en Alemania a grupos de maestría, como un caso de ejemplo de una fundadora exitosa. ¿Pero aquí en México?

¿A qué viene todo esto? A que Melina es un caso de éxito, salida de mi misma universidad, que trabaja en iniciativas tecnológicas, y que a pesar de ello no recibe la atención que otros de mis compañeros, específicamente hombres, si reciben de parte de la gente.

Es mi impresión que, si queremos cambiar la manera en que la brecha de género nos afecta a todas, tenemos que empezar a poner más atención en estos casos de éxito, y darles la importancia que merece. Ella está siendo un ejemplo, y hay que celebrar sus victorias, porque estas abren paso para que, en un futuro, las diferencias entre hombres y mujeres en ingeniería se eliminen. ¡Menos “hombres que se unen al sistema”, y más “mujeres que transforman el mundo”!

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